martes, 18 de noviembre de 2014

Unicornios y pegasos...

... son seres mitológicos con forma de caballo, uno con un cuerno en medio de la frente y el otro con unas alas sobre las patas delanteras que le permiten volar. Pues estos días he estado pensando en un hipotético cruce entre ambos (intentando ser más o menos lógico uno de los caballos debe de ser una yegua, pongamos que el unicornio).

¿Cómo sería el producto de tal unión? ¿Un caballo con alas y un cuerno en la frente que le da poderes mágicos? Yo creo que no. Creo que daría lugar a un vulgar caballo, seguramente blanco, que es el color que tienen sus padres, sin alas, sin cuerno, pero con pezuñas y ojos, vamos, un caballo. O una yegua. Ese intento de la búsqueda de la perfección suele dar lugar a la mediocridad, ya que no hay nada más mediocre que esa búsqueda, todo el mundo aspira a esa mierda, como si ignoraran la naturaleza cutre y falible de nuestros cuerpos, producto del mayor experimento de ensayo y error de la historia.

Hay ahora un debate sobre la idoneidad de poner un tope a los sueldos de la gente, una especie de sueldo máximo que nadie podría superar.Yo no encuentro ningún argumento en contra, salvo que la liga española se iría a tomar por culo, o quizás no, puede ser que fuera algo más emocionante. Y es que mucha gente sigue vinculando los sueldos altos con la excelencia y no con el timo. Incomprensible después de ver como los grandes gestores con grandes sueldos eran incapaces de llevar a buen puerto las empresas (o instituciones) que dirigían.

Si, por ejemplo, cogemos a un gran gestor, no sé, Rodrigo Rato y lo unimos a un buen sueldo, sólo puede dar lugar a un gestión bárbara de una caja de ahorros, ¿no?. O quizás solo dé lugar a una mula medio ciega que se caga donde come, aunque la culpa no es suya, pobrecita, la tienen los genes de sus padres y la búsqueda de la perfección.

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