viernes, 15 de febrero de 2013

El potro

La noticia que destaco hoy tiene que ver con las recomendaciones de la OCDE, la organización para la cooperación y el desarrollo económico. Tienen mucha gracia, estamos hablando de unos tipos especialmente chistosos, unos auténticos artistas de la risa y el chascarrillo, lo dejan claro con el nombre que han escogido para su organización.

Estos genios del humor recomiendan pagar el paro sólo a aquellos que busquen activamente empleo y vincular el pago a los resultados de esta búsqueda. El mejor resultado de una búsqueda de empleo es la consecución de un puesto de trabajo en el que creo que pagan, por ahora. Así ya no haría falta el pago de la prestación, pero bueno, vamos a dejarlo, ya se dejan ellos en evidencia.

Otra de sus maravillosas recetas es flexibilizar salarios, una de estas cosas que siguen apareciendo continuamente. Voy a volver a decir que es flexibilizar, según la RAE. Nada más que hacer flexible algo, darle flexibilidad. Y flexible es que tiene disposición para doblarse fácilmente. También susceptible al cambio según circunstancias. Pero en el idioma de estos hijos de puta es bajar los sueldos. Sí, he escrito hijos de puta, pero podría haberme referido a ellos con cualquier otro de los insultos que pueblan el idioma cervantino, el común de las españas. Los señores de la organización para la cooperación y el desarrollo económico quieren que bajemos los sueldos. Parece un chiste malo pero es el desayuno de todos los días, un poco de mierda disfrazada con tules y cintas de colores que nos hacen creer que se trata de un pastel de chocolate aunque podamos percibir el tufillo que desprende.

A mí, cada vez que escucho "flexibilizar", se me viene a la cabeza la imagen de un potro. Unos de cuatro patas pero que no es un caballo. Uno que es de madera pero no es un juguete de balancín. Uno con ruedas pero que no tira de un carro. Que tiene correas que no se disfrazan de riendas. Para que los que no lo conozcan es un aparato de tortura medieval en el que las extremidades se sujetaban con correas y se giraba una rueda que hacía que el torturado se estirase hasta los límites del dolor. 

"... y mientras su cuerpo se hacía más flexible, notaba una sensación que nunca había sentido antes, algo tan difícil de describir que le dejaba la palabra en la boca. El analista solo fue capaz de repetir a, de una forma sostenida, pero con altibajos en cuanto al volumen y al tono. Los operarios sonrieron, habían hecho un buen trabajo, por el que no recibirian ningún sueldo."


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