miércoles, 7 de octubre de 2009

Me hago eco de la iniciativa de aldeairreductible.com

La investigación pública está en estos momentos pasando un mal trago por el recorte de presupuesto. La crisis se ha cebado con los gastos en investigación que corren de la mano de institutos públicos de diversos ámbitos. Por que la investigación pública consigue cosas que no nos ofrece la investigación privada (mucho mejor pagada). Un ejemplo. Existen un montón de laboratorios que desarrollan medicamentos contra multitud de enfermedades. Muchas veces no las más importantes, si no tan solo las más rentables. Esto sucede por que la industria farmacéutica es la que establece las líneas de investigación de sus laboratorios. Y estas líneas de investigación sólo tienen un objetivo, ganar más pasta. Las enfermedades raras y las que azotan al tercer mundo sufren un déficit de investigadores y de presupuesto. También sufren este problema el desarrollo de vacunas para enfermedades más habituales como la caries (¿cómo no se ha podido vencer a una bacteria de mierda durante tantos años y cuanto gana la industria con el tratamiento profiláctico anticaries?).
Esto sucede por que la investigación está dejando de tener el interés general del que gozan determinados partidos de fútbol. Y de ahí que sea tan importante el fortalecimiento de la investigación por parte de los organismos públicos, para que los asuntos que no son rentables tengan especialistas cualificados que se hagan cargo de ellos. Y hablo de la medicina como de la investigación en materia medioambiental o la de nuestro pasado. Por que todas son importantes aunque no tengan un rentabilidad monetaria. Por que sí tienen una rentabilidad social que sí es de interés general.
Deberíamos empezarnos a plantear el concepto de rentable y a quien interesa que sea la única variable en muchos aspectos. Por que está empezando a resultar desalentador el hecho de que solamente el dinero que vamos a ganar sea la base de nuestros razonamientos vitales. Y de los razonamientos vitales de la sociedad.

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