martes, 14 de julio de 2009

El amigote

¿Qué hacer cuando te transformas en el amigote de tus amigos con novia/mujer/pareja de hecho? Poco puedes hacer. Si eres una buena pieza poco puedes hacer para evitarlo y aún menos cuando no quieres dejar de ser un feroz noctámbulo.

Me he convertido en la tentación de sábados y viernes noche. Doy la envidia necesaria para envenenar a uno o a dos. Esto no debería de ser un problema, pero algunas veces lo es. La bronca conyugal se acerca a medida que pasan las manecillas del reloj. Y cuanto más tarde más peligro. No me preocupa, yo no tengo la culpa.

La culpa es de los miedos y las inseguridades de la pareja. La culpa es de que a la chica o al chico le apetezca más dormir que vigilar a su partener. El problema es que cuando llegan a casa no pueden dormir imaginando lo que el mendrugo de turno está haciendo.

Desde aquí una aclaración. De noche es difícil ligar por mucho que fluya el alcohol (incluso más si te has pasado haciendo que fluya). Aparte está la desventaja de que los amigotes sí tienen una necesidad real de pillar y se convierten en competidores implacables. Esto dificulta sobremanera cualquier intento del novio/novia, por pequeño que sea. El amigote siempre puede dejar caer que el susodicho mantiene una hermosa relación de pareja. Desde luego es más peligrosa una cena de trabajo sin amigote en la que sí existe un peligro real.

Hasta aquí otra nueva lección (poco interesante) de la vida. Y, por favor, dejar a vuestros novios salir, que yo les joderé el rollo siempre que pueda.

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