lunes, 6 de agosto de 2007

La vagancia y un ventilador.

Este fin de semana lo he pasado bajo un ventilador. Amodorrado por el calor y bajo la tímida brisa de mi ventilador. Zapeando sin piedad. La resaca siempre me ayuda a mantenerme en la misma posición durante horas, mientras pienso en cuando habrá la temperatura adecuada para salir a terracear.
¿Es una mala actitud? Quizás, a quien le importa. Nada es tan placentero como saber que, ahí fuera, un sol de justicia hace derretirse cualquier intento de actividad que se te pase por la cabeza.

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